Milán, una inspiración viva. Parte 2
Camino al IED, Istituto Europeo di Design, me detengo para observar la arquitectura del lugar. Cada paso es inspirador, cada edificio antiguo me susurra una idea para gestar. Los sonidos del ambiente, la entonación y el volumen del idioma, los rostros y la vestimenta de las personas, la ciudad completa vibra creatividad.
No es en vano que Milán es la capital del mundo de la moda y del diseño industrial.
Pasear por las estrechas callecitas internas y detenerme solo unos minutos para tomarme un Ristretto y seguir, era mi paso obligado del día.
Un shot de cafeína co protagonizado por un mozo de gran elocuencia y sentido del humor que despliega su magnífica capacidad de improvisación frente a un público fugaz pero familiar.
Esa callecita es un largo sendero curvado sin interrupciones que desemboca en una avenida. Tan estrecha, tan encajonada por los antiguos edificios de solo tres pisos que lograba ser un portal para transportarme a otra dimensión.
No me costaba nada soñar e imaginar muchos posibles futuros.
En el IED conocí a Alessandra. Una gran persona y una gran amiga.
Ci sentiamo presto…