Milán, una inspiración viva. Parte 6

Creerán que no estudio cuando les cuente sobre las tardecitas de aperitivi. Sobre todo después de haberles contado sobre los Jueves Glam. 😉

Por lo cual voy a hacer un paréntesis y les voy a contar que voy muy bien con los exámenes y por ende he decidido continuar yendo a los aperitivi.
Son una tradición aquí en Milán, y en toda Italia.🍸

Vamos en Tram y nos bajamos en la parada cercana al bar más concurrido del momento. Obvio.

No se si podré describir el contexto más allá de la barra repleta de bocaditos deliciosos y el barman al cual le pedimos el trago de la serata, pero voy a hacer mi mejor esfuerzo.

Ubicado en la vereda de una plazoleta, no tiene ni mesas ni sillas, el interior está preparado para recibir decenas de personas que piden sus bebidas y prueban los deliciosos snacks.
Todo sucede afuera.
La gente va ocupando cuanto espacio libre encuentra. Es difícil definir los límites de la plaza y el comienzo de la calle.
No conozco a nadie, no soy de allí, pero no me preocupa, porque me encanta ver caras nuevas, experimentar sensaciones que la rutina y los conocidos de siempre no proporcionan.
Es tan vasto y variado el mundo que quedarse con solo lo conocido en esta única vida que vivimos es un tanto insustancial, insulso.

No se hasta qué hora nos quedamos, nos vamos cuando empiezan a verse claros en el verde en frente al bar.

A casa en Tram, a dormir. Mañana hay que ir a la facultad. 😀